Justo cuando el calendario le avisa que cruzó la línea de los 39 al soplar 40 velitas (en junio pasado), su carrera, tranquilamente, podría incursionar en la última recta hacia la despedida. Pero su caso es tan particular como la famosa película dirigida por el estadounidense David Fincher, que en 2008 llevó a la pantalla grande “El Curioso caso de Benajmin Button”, una vida que se dio a la inversa de la ley divina: Benjamin nació con cuerpo de un anciano de 80 años y murió con el de un bebé, a los 80.
Cristian Lucchetti toca los 40 años, pero su despedida del fútbol parece estar cada día más lejana. A sus atajadas habría que remitirse. Ayer fue héroe durante los 90 minutos de partido con Newell’s en casa de Temperley y casi lo es en la tanda de penales: convirtió uno y casi ataja otro. “La clave en la carrera de un futbolista es saber superar los malos momentos. Este es un día que no queríamos vivir, pero nos tocó perder y tenemos que seguir”, le dice Lucchetti a los periodistas que lo rodean y que además quieren saber a dónde se ve él en 2019. “El gran momento del equipo ayuda. Esto es muy motivador. Hasta junio estoy seguro; después veremos. Me estoy sintiendo cada vez mejor”, responde al “si hay Lucchetti para Rato”, el Bejamin Button “decano”. Lucchetti será grande en edad, no en actitud.
Y como tal, como ejemplo del grupo y capitán, el mendocino no ocultó la bronca por la derrota. “Nos vamos dolidos. En este torneo no hay revancha”, admite quien se perdió la final (perdida) con River el año pasado en Mendoza, su provincia, por aquella lesión de hombro izquierdo que le robó también todo el semestre pasado.
Tras un duelo al que catalogó de poca acción (él tapó tres chances clarísimas de gol para los rosarinos), Lucchetti pide no equivocar la mirada. “Nos vamos tranquilos. Tenemos dos torneos donde poner la cabeza”, sostuvo el hombre que llegó alguna vez al “Decano” gracias a una mentira piadosa de un directivo del club, Miguel Abbondándolo. Ante una oferta de Colombia de último momento, a “Laucha” le dijeron que su contrato ya había sido presentado en la AFA, algo que no era cierto. A raíz de eso decidió venir a Tucumán, donde comenzó un idilio con el hincha de Atlético que lleva más de cinco años, un ascenso a Primera, la doble clasificación a la Copa Libertadores, a la Copa Sudamericana, a la final de La Copa Argentina y a tantas otras hazañas de la que él formó parte con sus atajadas. Y de las que seguramente seguirá formando parte, porque viejos son los trapos, pero Lucchetti luce cada vez más joven.